lunes, 26 de enero de 2009

Opinión: PRINCIPIOS NO NEGOCIABLES (Los cristianos y la política) - por Juan Carlos Vacarezza

Los cristianos debemos recordar permanentemente aquel pasaje del Evangelio, cuando los apóstoles están discutiendo entre sí, para definir quienes ocuparían los primeros lugares: «Jesús los llamó y les dijo: “Sabéis que los jefes de la naciones las dominan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida por el rescate de muchos»
(Mt 20, 25-28).


Sin lugar a dudas, el contenido de las Sagradas Escrituras no ha sido tenido muy en cuenta por muchos de aquellos que el pueblo de Dios les asignó la responsabilidad de conducir los destinos de la sociedad argentina.

Esto determina que la visión que el conjunto social tiene de la actividad política es nefasta, y ni que hablar de la opinión que se tiene sobre aquéllos que desarrollan la tarea en cuestión, sea en el ámbito legislativo o ejecutivo de los distintos estamentos que conforman la organización nacional.

La realidad nos muestra que esto es la consecuencia directa de promesas incumplidas, de privilegiar intereses locales y de sector, de disputar espacios de poder por el poder mismo, donde se ha instalado una economía invertida, donde el hombre está al servicio del lucro, de la ganancia, de la producción insensata, donde reina la injusticia, la mentira, el fraude y la falsificación. Cristo no reina en una sociedad sin Dios. Y ésta es la tragedia de la sociedad argentina.

Éste es el resultado de la aplicación de una concepción materialista del hombre y que ha sido descalificada en la voz del Santo Padre, al referirse a las «ideologías ciegas que niegan la trascendencia y a las que la historia reciente ha descalificado al mostrar su verdadero rostro».

Se ha prescindido de la trascendencia en el campo legislativo y social, y han brillado por su ausencia en el accionar político el sustento de los grandes principios morales cristianos. Vale la pena reflexionar sobre a quién no le conviene que no se robe, que no se calumnie, que la familia –célula básica y vital de la sociedad- sea el sustento de la comunión del amor y la solidaridad, y en última instancia que Cristo no reine en nuestra Patria, donde «lo económico esté sujeto a lo social y lo social a lo político, y lo político esté sujeto a lo moral y todo eso esté abierto por arriba hacia Dios».

Sin embargo, es importante destacar la aparición en la escena política de una gama variada de dirigentes que reivindican la Doctrina Social Cristiana como piedra angular de la solidaridad y de la dignidad humana, ante el sistema que haciendo «referencia a una concepción economicista del hombre considera las ganancias y las leyes del mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad y del respeto de las personas y los pueblos».
Algunos de ellos vuelven sobre sus pasos, cuando al hacer referencia a la tan mentada «GLOBALIZACIÓN» y explicitar sus consecuencias, no hicieron más que justificar
ideológicamente acciones políticas y sociales que causaron la marginación y desesperanza en miles de hermanos de la Patria.

Debemos advertir firmemente que para los cristianos «los principios fundamentales en la concepción del hombre y la sociedad no son negociables y que la moral cristiana en política no es una moral de conveniencia inmediatas u ocasionales».

Entendemos que el accionar en la vida pública es deber y tarea de todos los hermanos cristianos, quienes deben asumir sus responsabilidades políticas y su militancia social y actuar en consecuencia con la defensa sin tregua de los valores contenidos en la Doctrina Cristiana.

Los cristianos debemos recuperar el ejercicio de la política con espíritu solidario y al servicio del bien común, debemos ganar las calles y evangelizar la acción política, sabiendo que ésta no es gratificante como la que podemos desarrollar dentro de los límites parroquiales, pero debemos estar dispuestos a dar la cara por CRISTO en aquellos ambientes que no sólo no buscan sino que reniegan del VERBO ENCARNADO y de la VERDAD REVELADA.

Debemos recuperar la importancia de la política como capacidad estratégica en la búsqueda de la realización integral del hombre, tanto en lo espiritual como en lo material.

Por eso es fundamental recuperar la política desde su desprestigio, por encima del mercado y de la desinformación estructural mediática. Articulemos entonces un trabajo en común con todos los hombres y mujeres de buena voluntad y de solidaridad activa, porque estamos frente al riesgo de construir países sin destinos, naciones sin futuro y marginación social de carácter endémico.

Hermanos: asumamos el compromiso de dar «testimonio de vida», recorriendo el camino de vivir como cristianos, no solamente en la intimidad de nuestra conciencia, sino en los ambientes donde nos instala la proyección social de nuestra militancia en cualquier campo que sea.

Hoy más que nunca recordemos las palabras del Santo Padre cuando dijo que «es posible construir un mundo sin Dios; pero sin Dios, sólo es posible construirlo en contra del hombre, destruyendo al hombre».

Juan Carlos Vacarezza es presidente del Movimiento por la Restauración Cívica


«Para animar cristianamente el orden temporal, en el sentido señalado de servir a la persona y a la sociedad, los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la «política»;es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común. […] TODOS Y CADA UNO TIENEN EL DERECHO Y EL DEBER DE PARTICIPAR EN LA POLÍTICA, […]. Las acusaciones de arribismo, de idolatría del poder, de egoísmo y corrupción que con frecuencia son dirigidas a los hombres del gobierno, del parlamento, de la clase dominante, del partido político, como también la difundida opinión de que la política sea un lugar de necesario peligro moral, no justifican lo más mínimo ni la ausencia ni el escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública»
Juan Pablo II, Christifidelis laici, n. 42




Este articulo fue publicado en el periodico EL ENCUENTRO Año 1 Nº 2

viernes, 23 de enero de 2009

CINCO FALACIAS ACERCA DE LA CRISIS FINANCIERA - Por: Rubén Telechea

"Si un banquero de Ginebra salta por la ventana,
sígalo, porque seguro se trata de un buen negocio".
Voltaire (siglo XVIII)

1- Dejar que el mercado se autoregule. (Falacia muy de moda hasta que estalló la crisis)

Una de las primeras enseñanzas que debe dejarnos esta crisis es que los mercados nunca deben regularse a sí mismos. Esa vieja receta liberal de que “la mano invisible” acomodará las cosas, ha quedado desmitificada una vez más. Mientras el dinero para inversiones en EEUU fluía como un maná en apariencias inagotable, la calidad de las colocaciones iba decayendo. Pero eso no importaba, como las ganancias seguían siendo exorbitantes, a nadie le interesaba. Como siempre, se decía que el mercado iba a autodepurarse con el devenir de la actividad y entonces todo tendría un final feliz.
Pero esta vez no hubo final feliz. El problema es que a consecuencia de ello ahora todos deberemos pagar por esta fiesta de muy pocos. Y lo mas increíble e indignante es que no sólo es padecida en los países donde operan quienes la generaron, sino que indefectiblemente los costos deberán ser soportados por los habitantes de todo el planeta. “Se hace pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros”, escribió con estupenda claridad Ignacio Ramonet.

2- Las medidas de salvataje dispuestas por los gobiernos significan volver al Keynes de los años 30. (Falacia en la que muchos caímos en primera instancia)

Cuando aparecieron las medidas de salvataje dispuestas por los distintos gobiernos, muchos dijimos que era volver al Keynes de la década del 30, porque debió ser el Estado quien insufló dinero en la economía para salir de la crisis. Error: en aquella oportunidad el Estado hizo un enorme esfuerzo para favorecer a los pobres, creando fuentes de trabajo y reactivando el consumo. Ahora, en los países centrales el dinero lo ponen para salvar a los ricos: los bancos, los inversores, las aseguradoras, etc. No deja de ser también un paradigma brutal de estos tiempos.

3- La crisis no impactará en la Argentina. (Falacia ya casi abandonada)

No tengo dudas de que nuestro país se verá afectado (de hecho ya está ocurriendo) pero también estoy convencido de que nos encuentra en una situación de menor vulnerabilidad, al menos de acuerdo a las características del tipo de crisis que se está produciendo en la actualidad: llega en un momento en el que Argentina tiene superávit fiscal y 45.000 millones de dólares de reservas para hacer frente a cualquier corrida. La diferencia más significativa es que siempre en el pasado, ante cualquier eventualidad que ocurría, el país no tenías estos reaseguros que hoy afortunadamente existen. También es una respuesta a quienes hasta hace no mucho tiempo criticaban semejante nivel de reservas cuando en el país existían enormes necesidades.

4- Argentina tiene que hacer como Brasil, devaluar significativamente. (Falacia a medias, pero increíblemente repetida)

En verdad Brasil devaluó fuertemente el real. Lo que esas voces interesadas no dicen es que no fue una decisión tomada por su gobierno, sino todo lo contrario: hubo (hay) una brutal fuga de capitales espantados por la situación, que pujan por salir. Entonces se produjo una dramática pulseada donde las autoridades monetarias del país hermano, a diferencia del nuestro, no pudieron impedir que sea el mercado quien les vaya estableciendo el valor del dólar.

5- Argentina sufrirá la crisis por no haber abierto su economía anteriormente. (Falacia malintencionada)

Una vez más, los gurúes del libre mercado se montan sobre la situación imperante para vender su credo. Es verdad que Argentina no abrió demasiado su economía en los últimos años. Pero es allí donde (quizás casualmente, quizás no) reside su fortaleza frente a la crisis. Si hubiera abierto la economía al estilo de Brasil por ejemplo, estaría como él sufriendo la fuga de divisas. No se puede vivir de espaldas al mundo o fuera de él. Sólo se trata de adaptarse a cada momento y sacar de ello lo que más le conviene al país o a la mayoría de sus habitantes.

Sin dudas que esta enumeración es incompleta. Pero el objetivo principal es rebatir sólo algunas frases hechas que cotidianamente repite el coro de voces que expresan el pensamiento económico del establishment.
Es de desear que de una vez por todas el común de la gente comprenda que el discurso históricamente instalado en economía se mueve por falacias casi siempre deliberadas, ya que se elabora en función de los intereses que representa aquel que los está enunciando. Y no son precisamente intereses que prioricen el bien común.



martes, 6 de enero de 2009

¡FELIZ NAVIDAD!

Para desear Feliz Navidad, y hacerlo en manera apropiada, se supone que ya es tarde, porque el 25 de diciembre ya pasó. Sin embargo esa fecha no es más que una arbitrariedad de la religión organizada.
En ningún lugar de la historia sagrada se consigna que día o en que momento del año nació el Mesías, y en realidad ese es un dato irrelevante, lo importante es que nació, y aun más importante es, para qué nació.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que nos dio a su único hijo, para que todo aquel que crea en EL no se pierda sino que tenga vida eterna.

Para los que creemos, La Navidad tiene otro sentido, celebramos que Dios dejo el cielo y se hizo como nosotros, se despojó de su condición de Dios, y sufrió como hombre para poder entendernos e identificarse con nuestras miserias.

Lo que revoluciona la vida de cuantos nos encontramos con EL, es que nos acepta tal como somos, y nos ama, eso se llama gracia, es inmerecida, y no importa cuanto hagas para ser digno de recibirla nunca podrás lograrlo.

El, se hizo hombre, se humillo, se entrego a la muerte, fue crucificado, resucitó al tercer día y ahora esta sentado a la diestra de Dios rogando por nosotros a cada instante, ¡todo eso por amor!

Ante esto, el hecho de celebrar la navidad el 25 de diciembre, el 30 de abril, o el 15 de julio, pierde importancia, porque en definitiva, para quienes creemos en EL, La Navidad, la celebremos cuando Jesús El Hijo de Dios llegó a nuestras vidas, dándonos la oportunidad de ser, también nosotros, llamados hijos de Dios.

Por eso, a pesar de la fecha, puedo desearte Feliz Navidad, con el profundo deseo de que Jesús ya haya nacido en vos, y si no es así, su paciente amor sigue esperando que te decidas a abrirle la puerta de tu corazón
Ese día será tu Feliz Navidad.

Con cariño, Aníbal Rushan